La introducción de las TIC ha provocado cambios importantes en la organización, tanto interna como externa, de las empresas. El cambio más significativo es la capacidad de la empresa para interconectar los departamentos y cada uno de los trabajadores de la empresa (y así poder compartir información, coordinar actividades, realizar operaciones en tiempo real), para trabajar en red con otras empresas y entre empresas y clientes.

La tecnología también contribuye a aumentar la competencia, ya que condensa el tiempo y el espacio.
Ello ha acelerado el proceso de externalización de algunos procesos de las actividades empresariales que antes se hacían dentro de la misma empresa, las ventas de empresa a empresa y las ventas directas de empresa a consumidor.
Las TIC también han contribuido a aumentar la eficacia de las empresas, ya que ayudan a llevar un control más ajustado de los inventarios y de la entrega de los productos.
Las entradas y salidas justo a tiempo han reducido enormemente los costes de intereses.
Las comunicaciones con los clientes también son más fluidas.
El trabajo en red ha introducido una nueva lógica empresarial, en la que las jerarquías dinámicas y las formas de organización se basan en las conexiones interactivas entre diferentes niveles y cargos dentro de la empresa, entre empresas y dentro del mercado.
Las tecnologías de la información permiten una flexibilidad mayor y un trabajo en red más intenso, que pone de relieve la interdependencia, la interacción y la constante adaptación a un entorno en cambio continuo.
Internet ha revolucionado las posibilidades, a través del comercio electrónico, de hacer negocios entre empresas y entre empresas y consumidores finales, sobre todo gracias a la creación de mercados mucho más eficientes.
Los consumidores pueden encontrar mucho más fácilmente al proveedor de bienes y servicios más barato.
Las empresas no sólo trabajan más en red, sino que utilizan las TIC para reducir costes de inventario y para aumentar la productividad laboral y del capital mediante un control mucho más riguroso de la calidad del producto, de análisis de los datos de ventas, del marketing y del proceso de producción, así como un control más riguroso de los procesos laborales.
La velocidad y exhaustividad con las que se pueden reunir y analizar datos sobre ventas y costes, junto con unas estructuras de producción más flexibles, permiten que las empresas puedan reaccionar con mucha más celeridad en respuesta al cambio económico.